Esta vez no vamos en tu carro: ya estamos en tu habitación y esta tarde, amor mío, hemos peleado, como cada semana; terminé contigo hace un día y hoy estoy frente a tí, después de haber dicho que no quería saber nada de tu vida.
Luego de una platica que nos apaleo el estomago y nos absorbiò la saliva me encuentro sobre tus piernas, no podía resistir el deseo de besarte. Te escuchaba argumentar, justificar, explicar y mi enojo se volviò lujuria. Te imaginaba tocàndome, besàndome, tomàndome. Siempre que peleamos me pasa, por que te siento prohibido, deseable, lejos.
Ahora te calmo con unas palabras y me lanzo sobre ti, sonriente, emocionada, excitada. Mis labios se empiezan a humedecer, así como mi entrepierna. Y oigo tu respiración junto con la mía, cada vez mas sonora. Mis piernas meciéndose y tus manos hurgando mi torso: mi abdomen, mis pechos, mi espalda. Me gusta besarte con pasión y con mucho movimiento: no puedo creer que te desee tanto en ese momento. Me encanta la forma en que envuelves mi cuerpo con tus brazos, cómo tocas mis caderas, mis piernas, mi... no sé, todo. Volteo mi cabeza hacia tu hombro y tu respiración sobre mi cuello me eriza la piel. Quiero dejarme besar el cuello, màs no resisto las cosquillas. Nos decimos ''te amo'' y me encanta cuando me dices nervioso, sonriente, casi tartamudeando '' lo quiero hacer ''.
No hay comentarios:
Publicar un comentario