miércoles, 13 de junio de 2012

Paradise

Ya no parece gustarme. Nada ni nadie. Y es que la que estoy mal soy yo, pero me vale madre. Agarro el teléfono por inercia, ya es como un reflejo y aplasto las teclas para contestar mensajes de texto que ya me se. Que ya me da hueva descifrar, leer, pensar, meditar. Me pregunto ¿no se cansa de saber de mi? Suena el timbre ¿Qué demonios quiere ahora? Tengo ganas de tomarme un café bien cargado e irme a trotar por toda la ciudad sin que nadie me vea hasta llegar tan lejos que me de flojera regresar y tener que quedarme ahí. De estar completamente sola un día, que a nadie le den ganas de hablarme, que nadie se pregunte por mi ese día... En un hotel en Egipto, con ventanas muy grandes y cortinas que vuelen con el viento. Sería perfecto irme de viaje sola horita mismo a un lugar que no conozca, así no tendría que hablar con nadie, y si llegara a hacerlo, sería tan nuevo que no me aburriría, no tendría que quedar bien con nadie, pudiera largarme en medio de cualquier conversación, de cualquier encuentro. Estoy tan cansada.

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